Cuando tu negocio llega a una meseta, lo primero que tenés que hacer es preguntarte:
¿Es intencionada o estás estancado porque no sabés cómo avanzar?
Las mesetas intencionadas son saludables.
Son esos momentos donde decidís frenar para:
Estabilizar procesos.
Organizar tus finanzas.
Reforzar tu equipo.
Pero si la meseta no es planificada, necesitás un diagnóstico claro para identificar qué está fallando:
No sirve crecer rápido si después tu negocio no lo puede sostener.
La clave está en priorizar la sostenibilidad, con estrategias claras y adaptadas a tu momento actual.
, acá estoy para que lo veamos junto con mi equipo, agendá una llamada y salgamos de esa meseta.
Te espero ahí,
Rodri.
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