¡Saludos Ecodiemer!
Imaginá esto: estás a punto de grabar un video o dar una clase en vivo, y ese miedo guardado dentro del pecho empieza a aparecer. Junto con esa sensación de parálisis la pregunta que acompaña:
"¿Y si piensan que soy un impostor?"
Ese interrogante puede paralizarnos y hasta evitar que hagamos lo que queremos. Pero, ¿sabes qué? Eso es 100% el síndrome del impostor en acción.
🤔 Pero, ¿qué es exactamente este síndrome del impostor? En palabras sencillas, es ese miedo a quedarnos cortos, a no cumplir con las expectativas que nos creamos. Se asoma cuando estamos a punto de compartir algo y nos preguntamos si realmente estamos en posición de hacerlo.
En el mundo de la educación y la comunicación, este síndrome puede ser intenso. ¿Te suena familiar? ¿Alguna vez sentiste ese miedo a que te juzguen o que tus ideas no sean suficientes?
La sensación de ser un impostor o un farsante puede frenarte en seco, especialmente cuando te estás exponiendo. Ya sea en un video en vivo o al hablar sobre algo en lo que sos experto, ese miedo puede volverse abrumador.
Pero, acá está la clave... La verdadera solución radica en evitar ser alguien que no sos. En lugar de inflar tus logros y conocimientos, buscá asilo en tu propia experiencia y aprendizajes para compartir desde ese lugar real que genera cercanía.
Si sentís que el síndrome del impostor te está frenando, hay dos opciones.
La primera es ser auténtico, compartir lo que realmente sabés y estás experimentando, mostrarte como un aprendiz constante.
La segunda, si sentís que hay algo más profundo detrás, analizá ese miedo. ¿Realmente es el síndrome del impostor o hay algo más en juego?
Así que, ¡olvidate de la parálisis y el auto-sabotaje! El síndrome del impostor no tiene que ser tu enemigo.
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